miércoles, 30 de diciembre de 2015

RECEPTORES

Un estímulo es toda energía física, mecánica, térmica, química o electromagnética que excita o activa un receptor sensorial (como nuestros sentidos).



Las sensaciones están estrechamente unidas a los receptores sensibles, mientras que las percepciones están influidas por actividades cerebrales más elevadas.
  
Sabemos que la vieja visión de los cinco sentidos que proviene de Aristóteles es ahora poco satisfactoria, puesto que existen sistemas de distinción más diferenciados. Para esto el fisiólogo inglés Sherrington (1906) los divide en:
  • Interoceptores: transmiten sensaciones orgánicas.
  • Propioceptores: Informan sobre la posición de las articulaciones, la tensión muscular, la postura del cuerpo, el movimiento lineal y de rotación del cuerpo.
  • Exteroceptores: proporcionan la información sobre el entorno

Cuando se trata de percepción, en general se refiere a los exteroceptores, a continuación los 5 sentidos más conocidos:

El Gusto
El gusto es un sentido de carácter químico, que nos permite percibir muy pocos sabores. Básicamente son sólo cinco: dulce, salado, ácido, amargo y umami (agridulce). La riqueza de gustos se consigue con la combinación de estos cuatro. El órgano sensorial del gusto se compone de las células llamadas papilas gustativas, que recubren la superficie de la lengua, Las papilas tienen la capacidad de estimularse por ciertas sustancias químicas; al hacerlo generan un impulso nervioso que es conducido al cerebro.



La Vista
La percepción visual se inicia cuando las células receptoras de la retina, situadas en la parte posterior del globo ocular, son estimuladas por energía electromagnética, en forma de ondas luminosas.
La mayor parte de información que obtenemos del mundo es visual. La vista es considerada el sentido humano dominante, porque nos permite percibir el espacio, orientar nuestros movimientos y evitar

peligros.




El Olfato
El olor es otro sentido químico. El estímulo son las sustancias volatilizadas, que excitan los receptores presentes en la parte superior de las fosas nasales.

Henning distingue seis olores básicos:
  • Olor a pútrido (olores de sustancias en descomposición o fecales)
  • Olor fragante (la rosa)
  • Olor etéreo (limón)
  • Olor aromático (canela)
  • Olor resinoso (pino)
  • Olor a quemado (carbón)
De la mezcla de estos olores básicos, se originan todos los demás.

El Oído
El oído es la estructura que transforma las vibraciones del aire en energía eléctrica. El oído es fundamental para la comunicación por medio del lenguaje. Somos muy sensibles a las diferencias de sonidos y podemos detectar las diferencias entre millares de voces humanas. Algunas personas, músicos e invidentes, tienen esta capacidad especialmente desarrollada.
El oído se divide en: oído externo (pabellón auricular u oreja), oído medio (canal auditivo, tímpano y tres huesecillos: martillo, yunque y estribo) y oído interno (lo que se encuentra después del tímpano y el nervio auditivo).


El Tacto
Percibimos las distintas sensaciones táctiles a través de la piel. La sensibilidad de la piel es muy alta en partes del cuerpo que exploran el mundo de manera directa: las manos y los dedos, los labios y la lengua. La piel consta de tres zonas: una externa (epidermis), cuyas células muertas son insensibles; otra intermedia (capa de Malphigi) formada por células hijas que suben a la epidermis, sustituyendo a las que se mueren y desprendiéndose en forma de escamas y caspa; y la más profunda (dermis) que tiene células vivas y aloja los corpúsculos nerviosos sensibles al calor (corpúsculos de Ruffini), al frío (corpúsculos de Krause), al relieve y la textura (corpúsculos de Meisner), y la presión (corpúsculos de Pacini).

      

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